domingo, 4 de diciembre de 2011

[Asco de Crónica] Fideos Caseros

Fideos caseros
Era la pasta que se amasaba a partir de las 9 de la mañana. A veces se juntaba toda la familia o a veces algunos pocos, se podía amasar para 20 como para cinco.
Esto era algo que lo empezó mi bisabuela, siguiendo por Esther -abuela-, para luego seguir por mi madre, para más tarde proseguir por mi hermana, aunque ella todavía no comenzó con esta tradición familiar.
Desde que tengo memoria que nos juntábamos todos los domingos al mediodía en la casa de mi abuela, nunca se cambiaba la ubicación.
Ver cómo se hacían estos fideos parecían muy fácil, pero hacerlo no. En lo único que podía ayudar era en poner la mesa y en girar el mango de la Pastalinda para estirar la masa, y luego, para cortarla y que queden ya preparados los fideos.

Esther
Ella siempre se dedicó a la cocina y a tener su huerta llena de verduras y frutas tales como la lechuga, el tomate, el ají, el higo, la cebolla, la papa y la batata, entre otras.
Todos los domingos se despertaba a las 6 de la madrugada, preparaba la masa, luego se iba a la panadería a comprar facturas para el mate de la tarde y luego esperaba a que viniera la familia.
Sus mejores comidas fueron -y lo siguen siendo- la pascualina, los canelones con salsa blanca y los fideos caseros.

Fórmula 1
Siempre era algo inevitable que en la televisión no esté sintonizada la Fórmula 1, podía ser en vivo si se corría en Brasil, Canadá o Estados Unidos, o en diferido si se disputaba en otra parte del mundo. Luego sí, una vez finalizada el Gran Premio se apagaba el televisor, a menos que juegue Boca, ahí, quedaba la tv prendida y con un volumen un poco alto.

El postre
Luego de las pastas se venía el postre, en verano solía ser helado, pero en las otras estaciones era flan casero, el problema estaba en que a mí no me gustaba, ni me gusta el flan casero, aunque, por suerte, mi abuelo tenía kiosco, así que, mi sobremesa eran las golosinas.

La Siesta
Era ese momento entre el postre y el mate, de pronto, mi abuelo se levantaba, saludaba uno por uno como si se estaría por ir a algún lado en particular, pero no, sólo se iba a dormir.
Dicho descanso era obligado para cualquier menor de diez años, por lo cual, yo estaba obligado a descansar. A mí, no me gustaba para nada, la única forma de convencerme era a cambio de una golosina. Me iba a dormir con Ramón -mi abuelo-, mientras me comía el Sugus o el Palito de la Selva, esperaba a que se durmiese, para luego, agarrar las zapatillas que estaban en el suelo y con mucho silencio irme hacia el comedor donde estaban todos.

Cumpleaños
Cuando se festejaba el cumpleaños, ahí si se cambiaba la reunión que era acompañada por pastas y pasaba a ser el asado el plato principal. Mientras que en Navidad y Año Nuevo no estaban los fideos, pero estaban las típicas comidas festivas como la lengua, el matambre, el lechón, el arrollado y el vitel toné, entre otras.

Pileta
Siempre en verano, antes de la comida, y luego del postre, era meterse a la pileta de fibrocemento, que cuando era chico me parecía profunda, pero ahora como mucho me tapa hasta la altura de las costillas.

Peleas
De a poco, la familia se fue peleando, por dinero, por mal entendidos o por cosas insignificantes. Y, con el tiempo cada vez eran menos los que se juntaban a comer esos preciados fideos, a tal punto que, ahora, ya nadie se junta todos los domingos, como mucho para los cumpleaños, aunque ahora se cambiaron las pastas por el asado y, ya no todos nos juntamos, ya sea por fallecimientos o por distanciamientos.

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